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Ser como niños
Identidad

Ser como niños

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor que en este día pueda llamarte mi Padre, con mi palabra y con mi vida, porque sé que Tú me proteges y me guías hacia mi felicidad eterna.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 18, 1-5. 10

En cierta ocasión, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Quién es más grande en el Reino de los cielos?”.

Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y les dijo: “Yo les aseguro a ustedes que si no cambian y no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, me recibe a mí. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, pues yo les digo que sus ángeles, en el cielo, ven continuamente el rostro de mi Padre, que está en el cielo”.

Palabra del Señor.


Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

La invitación a ser como niños es un reto porque nos empuja a hacernos simples, tener confianza total en Dios, tener una gran sensibilidad para ayudar a otros cuando se encuentran en necesidad, tener un corazón inocente, etc. Son muchas características que, para nosotros, adultos o jóvenes, nos puede costar hacer parte de nuestra vida, pero la invitación de hacernos como niños viene acompañada de la promesa del cielo y, por esto, vale la pena esforzarse para transformarnos en pequeños que aceptan a Dios como alguien que los protege y como alguien que es necesario en nuestra vida.

Roguemos a Dios que nos conceda la gracia de transformar nuestro corazón para que sea más como el de un niño.

Si nos hacernos como niños sabremos que no podemos todo nosotros solos y que hay que pedir ayuda. Los ángeles custodios están encargados de protegernos y de ayudarnos y están presentes en nuestra vida de muchas maneras, pero no nos ayudarán si no les dejemos actuar.

Pidamos a nuestro ángel custodio que nos ayude a descubrir cómo Dios actúa en nosotros y reconocer qué es lo que debemos hacer.

«¡Cuánto necesitamos una cultura que reconozca el valor de la vida, especialmente la débil, la amenazada, la ofendida y, en lugar de pensar en dejarla de lado, en excluirlo con muros y cierres, se preocupe por ofrecer cuidado y belleza! Y una cultura que reconozca en todos los rostros, incluso el más pequeño, el rostro de Jesús: “Quien recibe a un niño en mi nombre, me recibe a mí”».
(Discurso de S.S. Francisco, 24 de mayo de 2019).


Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Haré una oración a mi ángel custodio y le agradeceré todo lo que ha hecho por mí a lo largo de mi vida.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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