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El amor misericordioso del Padre
Identidad

El amor misericordioso del Padre

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

El Señor es mi Pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.
Del salmo 23

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 15, 3-7

En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos y a los escribas esta parábola: “¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se le pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se le perdió hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice: ‘Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido’.

Yo les aseguro que también en el cielo habrá más alegría por un pecador que se convierte, que por noventa y nueve justos, que no necesitan convertirse”.

Palabra del Señor.


Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Este pasaje es uno de los más hermosos del Evangelio porque nos recuerda algo muy importante… «El amor misericordioso del Padre» por cada uno de nosotros. Cristo, nuestro Rey y Salvador, vino por los pecadores y no por los justos; prefiere un pecador que se arrepienta que noventa y nueve justos, ¡cuánto consuelo nos debe de dar esto!

Pensar que Cristo, buen Pastor, va a buscarnos en los momentos en los que nos descarrilamos de las demás ovejas, es algo que debe de hacer eco en nuestro corazón, porque es Dios mismo el que se interesa por encontrarnos, ponernos entre sus hombros y amarnos con un amor infinito.

Si esta oveja perdida de la que habla el evangelio estuviera en una zanja atascada y llena de espinas a su alrededor, al Buen Pastor no le importaría lo que tuviera que hacer porque, para Él, cada oveja vale muchísimo. Por eso pregunto: ¿Tienes plena confianza en este Pastor?

«Los llamaban pecadores. Jesús [se acercaba a ellos sin miedo] Lo hace porque sabe que en el cielo hay más fiesta por uno solo de los que se equivocan, de los pecadores convertidos, que por noventa y nueve justos que permanecen bien. Y mientras esta gente se limitaba a murmurar o a indignarse porque Jesús se juntaba con la gente señalada por algún error social, algún pecado, y cerraban las puertas de la conversión, del diálogo con Jesús, Jesús se acerca y se compromete, Jesús pone en juego su reputación e invita siempre a mirar un horizonte capaz de hacer nueva la vida, de hacer nueva la historia. Todos, todos, tenemos un horizonte, todos. “Yo no lo tengo”, puede decir alguno. Abrí la ventana y lo vas a encontrar, abrí la ventana de tu corazón, abrí la ventana del amor que es Jesús y lo vas a encontrar. Todos tenemos un horizonte.»
(Homilía de S.S. Francisco, 25 de enero de 2019).


Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

A lo largo de este día, le rezaré al Buen Pastor y le diré que no deseo otra cosa más que abandonarme a Él.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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