En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, gracias por este momento que me regalas para poder estar contigo. Sólo Tú sabes lo mucho que he tenido que pasar para poder llegar a estar en tu presencia. Conoces bien todas mis batallas, victorias y derrotas. Conoces bien todo lo que me pasa, pues jamás te has alejado de mi lado. Ayúdame a darme cuenta que eres el amigo que nunca me abandona, el Papá más amoroso que me espera y me anima siempre. Aumenta mi fe en ti, Señor. Ayúdame a saber escuchar tu voz en este momento de oración y jamás permitas que pierda de vista que Tú siempre estás a mi lado. Amén.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 10, 17-30
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó corriendo un hombre, se arrodilló ante él y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?». Jesús le contestó: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no cometerás fraudes, honrarás a tu padre y a tu madre».
Entonces, él le contestó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde muy joven». Jesús lo miró con amor y le dijo: «Sólo una cosa te falta: Ve y vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en los cielos. Después, ven y sígueme». Pero al oír estas palabras, el hombre se entristeció y se fue apesadumbrado, porque tenía muchos bienes.
Jesús, mirando a su alrededor, dijo entonces a sus discípulos: «¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!». Los discípulos quedaron sorprendidos ante estas palabras; pero Jesús insistió: «Hijitos, ¡qué difícil es para los que confían en las riquezas, entrar en el Reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios».
Ellos se asombraron todavía más y comentaban entre sí: «Entonces, ¿quién puede salvarse?». Jesús, mirándolos fijamente les dijo: «Es imposible para los hombres, más no para Dios. Para Dios todo es posible».
Entonces Pedro le dijo a Jesús: «Señor, ya ves que nosotros lo hemos dejado todo para seguirte».
Jesús le respondió: «Yo les aseguro: Nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre, o madre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, dejará de recibir, en esta vida, el ciento por uno en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, junto con persecuciones, y en el otro mundo, la vida eterna».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Muy amada alma:
Acabas de leer que miré con amor a ese joven. ¿Sabes?, no es al único que he mirado con amor. Cada mañana miro como te levantas. Miro tus alegrías, tus luchas, tus derrotas, tus dolores, tus heridas. Eres preciosa a mis ojos, te amo y solo tengo ojos para ti. Eres mi creación predilecta, mi hija más amada.
Cada instante, cada minuto, cada segundo te miro con amor. No importa lo que hagas, ni lo que digas… Te amo por lo que eres.
¡Si tan sólo fueras consciente de lo mucho que te amo y de lo importante que eres para mí!, si lo supieras de verdad, seguramente no te alejarías jamás de mi lado… Pero quiero hacerte saber que ni siquiera eso importa: No importa cuántas veces te alejes como se alejó ese joven rico, ni qué tan lejos te vayas… Nunca, ¡NUNCA!, dejaré de mirarte con amor ni me cansaré de esperarte.
Corre, vuela, no te detengas. Sólo recuerda que pase lo que pase, siempre habrá alguien para quien eres lo más importante y que te mira con todo el cariño y toda la ternura que puede existir.
Nunca lo olvides. Siempre estaré allí para ti, mirándote con amor. Nada ni nadie puede cambiar mi amor por ti.
Atentamente, Jesús.
«El amor es incompatible con la idolatría: si algo se convierte en absoluto e intocable, entonces es más importante que un cónyuge, que un hijo, o que una amistad. El apego a un objeto o a una idea hace ciegos al amor. Y así para ir detrás de los ídolos, de un ídolo, podemos incluso renegar al padre, la madre, los hijos, la mujer, el esposo, la familia… lo más querido. El apego a un objeto o a una idea hace ciegos al amor. Llevad esto en el corazón: los ídolos nos roban el amor, los ídolos nos hacen ciegos al amor y para amar realmente es necesario ser libres de todo ídolo. ¿Cuál es mi ídolo? ¡Quítalo y tíralo por la ventana!».
(Homilía de S.S. Francisco, 1 de agosto de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
El día de hoy, voy a buscar hacer una visita a Cristo Eucaristía intentando experimentar su mirada amorosa y así poder seguirlo.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
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