Originarios de la Media (hoy Irán) donde constituían una clase sacerdotal, los magos habían adquirido gran influencia en Babilonia (hoy Iraq). Se distinguían por su afición al estudio de la Astronomía, o mejor, Astrología, que era -y sigue siendo- una ciencia adivinatoria basada en el principio de que la vida de los hombres se desarrolla bajo la influencia de los astros.
Por el trato con los judíos, que habían difundido por todo el Occidente sus esperanzas mesiánicas, tenían conocimiento del esperado Mesías, Rey de los judíos, el cual, como todos los grandes personajes, debía tener una estrella que vaticinase su destino. La naturaleza de esta estrella es muy misteriosa.
En el relato de San Mateo, la estrella juega un papel importante. Es una estrella que los magos vieron en Oriente, pero que luego se les perdió de vista encontrándola al salir de Jerusalén camino a Belén, donde se mueve delante de ellos en dirección norte-sur, finalmente se detiene sobre la casa donde estaba el Niño. Los magos dicen haberla conocido como la estrella de Jesús. «Hemos visto su estrella en Oriente y hemos venido a adorarle» (Mt. 2,2)
Una de las tradiciones sobre los Magos de Oriente dice que había tres Magos que, además, eran reyes. Los Tres Reyes de Oriente: Melchor, anciano de barba larga que obsequia al Señor con oro como corresponde a un Rey. Gaspar, joven lampiño que le obsequia incienso (es un perfume a base de resina de árboles que se quemaba en el templo) como homenaje a su Divinidad. Baltazar, de raza negra, que le entrega mirra (polvo perfumado que se mezcla con aceite para consagrar a los sacerdotes, o bien mezclado con el vino ayudaba a calmar dolores) a Jesús hombre como profecía de su muerte y sufrimiento.
Regiamente ataviados y montados en un camello, caballo y elefante, emprenden el viaje para adorar al Niño.
¿Cuántos Magos había?
En cuanto al número, los monumentos arqueológicos fluctúan considerablemente, un fresco del cementerio de San Pedro y San Marcelino en Roma representa a dos; un sarcófago que se conserva en el museo de Letrán muestra a tres; cuando aparecen en el cementerio de Santa Domitila y hasta ocho en un vaso del museo Kircheniano. En las tradiciones orales, sirias y armenias llega a hablarse de doce.
Ha prevalecido, no obstante, el número de tres, acaso con la correlación con los tres dones que ofrecieron: oro, incienso y mirra, o porque se les creyó representantes de las tres razas: Aria, Amarilla y Negra (Sem, Cam y Jafet, los hijos de Noé que dieron origen a dichas razas).
El número definitivo lo proclama en Occidente el Papa San León I en el siglo V; además este Papa fija también sus edades en 20, 40 y 60 años; y sus razas como blanca, negra y amarilla, que son las únicas admitidas en la antigüedad.
En cuanto a sus nombres, Beda el venerable, Teólogo inglés de principios del Siglo VIII, fue uno de los que primero usaron los sombres que hoy nos son tan familiares: Melchor, Gaspar y Baltazar. A finales del Siglo VII y en el siglo IX, aparecen en París y en Italia respectivamente un manuscrito anónimo en donde aparecen los nombres de Bisthisares, Melechior y Guthaspa.
En escritos de otros autores y diferentes regiones se les conoce con nombres de nobles persas.
¿Eran Reyes los Magos de Oriente?
Su condición de reyes carece de fundamento histórico, parece que esto se deduce de un salmo que dice: «los reyes de Tarsis y las Islas le ofrecerán sus dones; los reyes de Arabia, Saba le traerán regalos».
Nunca en las antiguas representaciones del arte cristiano aparecen con atributos regios, sino simplemente con gorro frigio y hábitos de nobles persas.
¿De dónde venían los Magos de Oriente?
También sobre el lugar de su origen discrepan los documentos antiguos, unos los hacen proceder de Persia, otros de Babilonia o de Arabia y otros de Egipto o de Etiopía. Sin embargo un dato arqueológico del tiempo de Constantino muestra la antigüedad de la tradición que parece interpretar mejor la intención del evangelista, haciéndolos oriundos de Persia. Esto fue debido a lo que refiere una carta sinodal del Concilio de Jerusalén del año 836, que en el 614, cuando los soldados persas de Cosroas II, destruyeron todos los santuarios de Palestina, respetaron la Basílica Constantiniana de la Natividad en Belén, porque al ver el mosaico del frontispicio que representaba la adoración de los Reyes Magos, creyeron por la indumentaria que se trataba de sus compatriotas.
La Estrella de Belén identificada por la astronomía
-Fuente: Zenit
El evangelista Mateo (2, 2) relaciona el nacimiento de Jesús en Belén con la aparición de una estrella particularmente luminosa en el cielo de Palestina.
- Johannes Kepler, 1603, astrónomo y matemático de la corte al observar desde el castillo de Praga el acercamiento de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis, se preguntó por primera vez si el Evangelio no se refería precisamente a ese mismo fenómeno. Hizo cálculos hasta descubrir que una conjunción de este tipo tuvo lugar en el año 7 a.C.
- Encuentro de una tablilla.En 1925 el erudito alemán P. Schnabel descifró anotaciones neobabilonias acuñadas en una tabla de arcilla encontrada entre las ruinas de un antiguo templo del sol, cien kilómetros al norte de Babilonia. La tablilla revela la existencia de una conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis en el año 7 a.C., en tres ocasiones, durante pocos meses: del 29 de mayo al 8 de junio; del 26 de septiembre al 6 de octubre; del 5 al 15 de diciembre. Según los cálculos matemáticos, esta triple conjunción se vio con gran claridad en la región del Mediterráneo.
- La triple conjunción de los dos planetas explica también la aparición y la desaparición de la estrella, dato confirmado por el Evangelio. La tercera conjunción de Júpiter y Saturno, unidos como si se tratara de un gran astro, tuvo lugar del 5 al 15 de diciembre. En el crepúsculo, la intensa luz podía verse al mirar hacia el Sur, de modo que los Magos de Oriente, al caminar de Jerusalén a Belén, la tenían en frente. La estrella parecía moverse, como explica el Evangelio, «delante de ellos» (Mt 2, 9).
Entonces, ¿Es valida la astrología?
Fuente: Corazones.org
Hay que distinguir entre astrología y astronomía. La segunda es una ciencia mientras la primera suele mezclar conocimientos de las estrellas con mitología. Dios se manifiesta al hombre según este pueda entender. Los Magos («magoi» en griego) eran una casta de sacerdotes persas o babilonios. No conocían la revelación divina como los judíos. Pero en su deseo de buscar a Dios estudiaban las estrellas. Ellos levantaron sus ojos al cielo buscando en las luz de las estrellas una guía. Dios es el Señor de los astros y los guió desde ahí hacia la verdadera luz que es Cristo.
¿Da igual toda religión?
NO. Dios se ha dado a conocer a través de los siglos llegando a la plenitud en la revelación de su Hijo Jesucristo. Los magos no se quedaron satisfechos donde estaban. Fueron a buscar al Mesías. Cuando llegaron a Jesús le adoraron.
Los magos nos dan gran ejemplo en su búsqueda de la verdad. Estuvieron dispuestos a correr grandes riesgos. Hombres en camellos, llevando tesoros por el desierto donde hay bandas de ladrones.
Ellos buscaban al Mesías y nada ni nadie los detuvo. Fueron humildes, preguntaron a otros como llegar y así se llevaron MAYOR RIQUEZA: conocieron a Jesús.
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