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Salir, ver, creer
Identidad

Salir, ver, creer

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, dame la gracia de estar en tu presencia y abre mis oídos espirituales para poder escuchar con claridad tu Palabra que me da vida.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 20, 2-9

El primer día después del sábado, María Magdalena vino corriendo a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto».

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, e inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró.

En eso llegó también Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el sepulcro. Contempló los lienzos puestos en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó, porque hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos.

Palabra del Señor.


Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

En el Evangelio de hoy vemos que resaltan tres verbos. Profundicemos en ellos:

1) Salieron: es la actitud de Juan, al que se refiere como «el otro discípulo». Es un apóstol joven y fuerte. Y como todo joven, le mete pasión a lo que hace. Cree en el maestro y constantemente lo busca, permaneció en el momento de la crucifixión y ahora va a confirmar que su Maestro está vivo. Hoy tenemos que salir, dejemos de estar dando vueltas en lo mismo. Salgamos porque Cristo ha resucitado, salgamos a buscar a Jesús porque está vivo. Sal, corre, camina, contagia la alegría de los cristianos, muéstrate alegre, jovial. Pon pasión a lo que haces, allí está tu fuerza.

2) Vio: hoy volvemos a ver a Jesús, tratamos de encontrarnos con Él; volvemos a encender esa llama que en un momento nos dio vida. Hoy las vendas están tiradas pero acomodadas. Lo que nos ata, o lo que nos ató, Cristo ya lo redimió. Con Él y el tiempo, todo quedará acomodado. Veamos a nuestro alrededor que hay luz, que caigan las vendas de nuestros ojos; miremos lo que somos, miremos al espejo y fijémonos que somos libres; no dejemos que nada ni nadie nos haga sus esclavos.

3) Creer: me encantó aquella frase del Papa «una fe sin crisis es una crisis de fe». El creer es un proceso y nosotros vamos haciendo un camino, no siempre vamos a estar al máximo en nuestra relación con Dios, habrá momentos que nos costará la oración y hasta incluso no tendremos ganas. Formemos nuestra fe, leamos la vida de los santos, estudiemos el catecismo, hablemos con alguien nuestras dudas. Eso es lo lindo que tenemos en nuestra fe, que se puede profundizar y explicar mucho. Es hacer teología. Pero vivamos, porque nuestra vida, la tuya y la mía, es creer para celebrar, celebrar para vivir y vivir para adorarlo.

«La fraternidad es el fruto de la Pascua de Cristo que, con su muerte y resurrección derrotó el pecado que separaba al hombre de Dios, al hombre de sí mismo, al hombre de sus hermanos. Pero nosotros sabemos que el pecado siempre separa, siempre hace enemistad. Jesús abatió el muro de división entre los hombres y restableció la paz, empezando a tejer la red de una nueva fraternidad. Es muy importante, en este tiempo nuestro, redescubrir la fraternidad, así como se vivía en las primeras comunidades cristianas. Redescubrir cómo dar espacio a Jesús que nunca separa, siempre une. No puede haber una verdadera comunión y un compromiso por el bien común y la justicia social sin la fraternidad y sin compartir. Sin un intercambio fraterno, no se puede crear una auténtica comunidad eclesial o civil: existe sólo un grupo de individuos motivados por sus propios intereses. Pero la fraternidad es una gracia que hace Jesús».
(Homilía de S.S. Francisco, 2 de abril de 2018).


Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Haré una comunión espiritual, procurando salir de mí mismo; me dispondré a ver lo que Dios quiere mostrarme y creeré con todo mi corazón lo que tiene que decirme.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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