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Una de las muestras más grandes de la misericordia de Dios
Identidad

Una de las muestras más grandes de la misericordia de Dios

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor Jesús estoy a un día de poder contemplarte recién nacido. Que sea tu gracia la que me permita prepararme lo más dignamente para poder recibirte con amor sincero en mi corazón. Ayúdame a recordar que lo más importante en mi entrega y en mí amor es tener tu compañía y estar cerca de ti. Que no pueda separar de mí tu corazón hecho niño recién nacido. Prepárame para poder recibirte esta Navidad en mí corazón de la mejor manera posible. Que sea mi corazón una digna morada para ti.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 67-79

En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo:

«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, y ha hecho surgir a favor nuestro un poderoso salvador en la casa de David, su siervo. Así lo había anunciado desde antiguo, por boca de sus santos profetas: que nos salvaría de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos aborrecen, para mostrar su misericordia a nuestros padres, y acordarse de su santa alianza.

El Señor juró a nuestro padre Abraham concedernos que, libres ya de nuestros enemigos, lo sirvamos sin temor, en santidad y justicia delante de él, todos los días de nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, mediante el perdón de los pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz».

Palabra del Señor.


Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

El canto de Zacacarías nos recuerda la entrañable misercordia de Dios. La misericordia es totalmente expresa por Dios en el mandar a su Hijo Unigénito para la salvación del mundo. El misterio que contemplaremos en la Navidad es el de Dios hecho niño. Esta es una de las muestras más grandes de la misericordia de Dios y al mismo tiempo el habernos preparado para este momento nos deja en la espectativa de contemplar al niño envuelto en pañales. Acerquémonos a comtemplar la mirada del Niño Jesús que quiere resplandecer en nuestro Corazón. Dejemos que en medio del silencio él mismo nos cautive con cada una de sus acciones y que cotemplándolo hecho Niño por amor nuestro corazón se llene con la gracia que más necesitemos. Agradezcámosle al Señor el querer nacer en la humildad y sencillez del pesebre en el cuál, desde su inocencia de niño, quiere estar con cada uno y habitar en el corazón de quien busca su misericordia.

«Pueden reconocer sin duda la presencia de Dios: él no os ha dejado solos. Incluso en medio de tremendas dificultades, podríamos decir con el Evangelio de hoy que el Señor ha visitado a su pueblo: se ha acordado de su fidelidad al Evangelio, de las primicias de su fe, de todos los que han dado testimonio, aun a costa de la sangre, de que el amor de Dios vale más que la vida. Qué bueno es recordar con gratitud que la fe cristiana se ha convertido en el aliento de su pueblo y el corazón de su memoria. La fe es también la esperanza para suo futuro, la luz en el camino de la vida».
(Homilía de S.S. Francisco, 25 de junio de 2016).


Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Gracias Señor por darme la gracia de preparar de la mejor manera mi corazón para poder recibir la gracia que me quieras regalar en esta Navidad. Que puedas encontrar mi corazón de la mejor manera preparada para que desde en el centro de mí corazón puedas habitar Tú.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Preparar mi corazón para recibir al Niño Dios.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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