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La santidad es posible
Identidad

La santidad es posible

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor Jesús, hazme tener sed de Ti y de ser santo, para que pueda amarte más y así lograr que más personas te conozcan.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 17, 11-19

En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: “Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me diste; yo velaba por ellos y ninguno de ellos se perdió, excepto el que tenía que perderse, para que se cumpliera la Escritura.

Pero ahora voy a ti, y mientras estoy aún en el mundo, digo estas cosas para que mi gozo llegue a su plenitud en ellos. Yo les he entregado tu palabra y el mundo los odia, porque no son del mundo, como yo tampoco soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los libres del mal. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

Santifícalos en la verdad. Tu palabra es la verdad. Así como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Yo me santifico a mí mismo por ellos, para que también ellos sean santificados en la verdad”.

Palabra del Señor.


Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Como cristianos vivimos en el mundo con todas las cosas que eso conlleva, con retos, con tentaciones, con éxitos y fracasos, con ánimo y con miedos; pero si intentamos vivir como cristianos verdaderos, podemos sentir que las fuerzas se van apagando y no siempre es tan fácil seguir a Jesús. Inclusive podríamos sentir que muchas personas nos juzgan por querer estar mejor, por estar más cerca de Dios.

Jesús, en este Evangelio, nos habla de corazón a corazón, le habla al Padre de ti y de mí. Le pide con todas sus fuerzas que no nos saque del mundo, sino que nos libre del mal, que nos libre de que nuestro corazón se avejente por la amargura, o por el odio del mundo. Un hijo de Dios tiene siempre un corazón joven y renovado a pesar de la dificultad, porque sabe en quién está puesta su esperanza.

El anhelo más profundo del corazón de Jesús es que seamos santificados en la verdad, que conozcamos la verdad y seamos libres en ella. La santidad es posible con la gracia de Dios, a pesar de los errores y caídas. Estamos llamados a ser los santos de nuestro siglo, a cambiar nuestro entorno con el bien y con el amor de Dios que se refleja a través de nosotros.

«La vida sólo tiene valor al donarla, al donarla en el amor, en la verdad, al donarla a los demás, en la vida cotidiana, en la familia. Donarla siempre. Si alguien toma la vida para sí mismo, para custodiarla, como el rey en su corrupción, o la señora con el odio, o la joven, la muchacha, con su propia vanidad – un poco adolescente, inconsciente – la vida muere, la vida termina marchitada, no sirve.»
(Homilía de S.S. Francisco, 8 de febrero de 2019, en santa Marta).


Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy renovaré mi actitud con un espíritu positivo hacia las cosas que se me presenten en el día.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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