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¿Qué responderías?
Identidad

¿Qué responderías?

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, gracias por traerme a estar un rato contigo. Gracias por escogerme como amigo y por acompañarme en cada paso que doy. Tú me conoces, dame lo que más necesito. María, que dijiste sí a Dios y confiaste en Él en la luz y en la oscuridad, hazme más como tú.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según Mateo 9, 9-13

En aquel tiempo, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a su mesa de recaudador de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió.

Después, cuando estaba a la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores se sentaron también a comer con Jesús y sus discípulos. Viendo esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: “¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?” Jesús los oyó y les dijo: “No son los sanos los que necesitan de médico, sino los enfermos. Vayan, pues, y aprendan lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.

Palabra del Señor.


Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Imagina que estás sentado con Mateo en su puesto. Eres un cobrador de impuestos, pero no uno cualquiera. Te has vuelto rico a base de cobrarle el tributo a tus paisanos judíos para dárselo a los opresores romanos. Por tu trabajo, hace tiempo que olvidaste que es ser respetado por la gente que te trata. Tú y Mateo están sentados contando las últimas ganancias, cuando escuchas una voz, viril pero cariñosa: sígueme… Levantas los ojos, y Jesús está a pocos pasos de ti, frente a la mesa de los impuestos. Volteas con Mateo. Él se para en silencio, rodea la mesa y se para junto a Jesús. La gente que está viendo comienza a murmurar.

Ahora, Jesús te mira a ti. ¿Qué pasa en tu interior? ¿Qué sientes? ¿Por qué le sostienes o no la mirada? Mateo, de pie junto a Jesús, calla con la mirada baja. ¿Por qué llamó Jesús a Mateo? ¿Por qué te llamó a ti? ¿Por qué Mateo siguió a Jesús? Y tú, ¿qué vas a responder?

«Jesús lo indica con el dedo. [Mateo] Se aferraba al dinero. Y Jesús lo escoge. Invita a toda la banda a almorzar, a los traidores, los cobradores de impuestos. Al ver esto, los fariseos que se creían justos, que juzgaban a todos y decían: “Pero ¿por qué vuestro Maestro tiene esa compañía?”. Jesús dice: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores”. Esto me consuela mucho, porque creo que Jesús ha venido por mí. Porque todos somos pecadores. Todos. Todos tenemos esta “licenciatura”, somos licenciados. Cada uno sabe cuál es su pecado, su debilidad más fuerte».
(Homilía de S.S. Francisco, 7 de julio de 2017).


Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Jesús, tú mismo dijiste que no te elegimos, sino que fuiste Tú quien nos escogió. Tú conoces mi corazón, sabes qué me motiva, qué me da miedo, qué es lo que más quiero. Di una sola palabra y mi alma quedará sana. María, reina de los apóstoles, haz que como tú me deje conquistar por Jesús.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy voy a visitar a Jesús en la Eucaristía y le pediré que me haga más como Él. Si lo necesito, voy a buscar una oportunidad para confesarme.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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