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Un Dios que es amigo
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Un Dios que es amigo



5 de mayo de 2024Un Dios que es amigo

Santo Evangelio según San Juan 15, 9-17. Domingo VI de Pascua

Por: Adrián Olvera, LC | Fuente: somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


Amén.





Cristo, Rey nuestro.


¡Venga tu Reino!





Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)





Señor, hoy me pongo en tu presencia no como un siervo se pone en presencia de su amo, sino como un amigo se pone en la presencia de su amigo.





Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Juan 15, 9-17





En aquel tiempo, Jesús dijo sus discípulos: «Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena. Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre. No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y los he destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se amen los unos a los otros».





Palabra del Señor.





Medita lo que Dios te dice en el Evangelio





Si hay una palabra que puede llamar la atención en este Evangelio es la palabra amigo.





La amistad, o el tener un amigo, es algo que todos valoramos pero que muchas veces podemos dar por hecho y se nos puede olvidar lo que significa tener un amigo.





Cuando llamamos a alguien amigo, no de una manera superficial, sino cuando nos referimos a un amigo de verdad, nos pueden venir muchas cosas a la cabeza para poder describir lo que para nosotros significa tener una amistad. Sin embargo, una de las características más evidentes de un amigo es que éste es una persona que siempre está.





Lo impresionante aquí no es la belleza de la amistad, sino a quiénes se refiere dicha amistad, es decir, la amistad que tengo yo con Dios, que Dios tiene conmigo. Por lo tanto, el que Jesús me llame amigo me sorprende pues no lo está diciendo de una manera superficial, lo está diciendo de una manera real. Él no sólo es Aquél que siempre ha estado, está o estará, sino que ha llevado la amistad al punto más radical, ha dado su vida por mí.





Jesús quiere pasar de una relación lejana como la que tiene un amo con su siervo a una relación cercana como la que tienen dos personas que se conocen, que se frecuentan, que confían entre sí.





Es decir, Jesús quiere pasar de ser el Dios que muchas veces podemos crear, un Dios lejano, indiferente, a ser sencillamente el Dios que es, es decir, un Dios que se acerca, un Dios que está, que permanece en mí…, un Dios que es amigo.





«Estamos invitados a celebrar, esa misteriosa comunión entre Dios y su Pueblo, entre Dios y nosotros. La lluvia es signo de su presencia en la tierra trabajada por nuestras manos. Una comunión que siempre da fruto, que siempre da vida. Esta confianza brota de la fe, saber que contamos con su gracia, que siempre transformará y regará nuestra tierra. Una confianza que se aprende, que se educa. Una confianza que se va gestando en el seno de una comunidad, en la vida de una familia. Una confianza que se vuelve testimonio en los rostros de tantos que nos estimulan a seguir a Jesús, a ser discípulos de Aquel que no decepciona jamás. El discípulo se siente invitado a confiar, se siente invitado por Jesús a ser amigo, a compartir su suerte, a compartir su vida. «A ustedes no los llamo siervos, los llamo amigos porque les di a conocer todo lo que sabía de mi Padre». Los discípulos son aquellos que aprenden a vivir en la confianza de la amistad de Jesús».


(Homilía de S.S. Francisco, 12 de julio de 2015).





Diálogo con Cristo





Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.





Propósito





Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.





Hoy daré testimonio de amor, de alegría y de paz en cada acto que realice en mi vida.





Despedida





Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.


Amén.





¡Cristo, Rey nuestro!


¡Venga tu Reino!





Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.


Ruega por nosotros.





En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


Amén.



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